En una historia que ha conmovido a millones en las redes sociales, la estrella del tenis mundial Arina Sabalenka demostró que la verdadera grandeza no solo se mide en títulos y trofeos, sino también en gestos silenciosos de humanidad y gratitud.
Durante un vuelo de Nueva York a Madrid, la tenista bielorrusa —actual número 3 del ranking WTA— protagonizó una escena que nadie esperaba: cedió su asiento de primera clase a un veterano de guerra y luego hizo algo que dejó al avión entero en completo asombro.
“Este asiento te lo has ganado tú, no yo”
El vuelo, que partía del Aeropuerto JFK con destino a Barajas, ya estaba embarcando cuando el sargento retirado Ramón Gutiérrez, de 89 años, abordó ayudado por una azafata. Condecorado por su servicio en Corea, Gutiérrez lucía orgullosamente una chaqueta con insignias militares y una gorra que decía: “Veterano de guerra – Siempre al servicio.”
Al verlo caminar hacia la parte trasera del avión, Sabalenka —reconocida por su poderosa presencia en la pista pero también por su humildad fuera de ella— se levantó sin dudarlo, se acercó al veterano y le dijo con una sonrisa:
“Señor, este asiento debería ser suyo. Gracias por su servicio. Es un honor para mí cederlo.”
Los pasajeros que presenciaron el momento se quedaron en silencio. Algunos pensaron que era parte de algún evento organizado. No lo era. Nadie del equipo de Sabalenka estaba presente. Fue un gesto espontáneo.
Pero lo que hizo después fue aún más impactante
Después de entregar su asiento 1A al veterano, Sabalenka no regresó a otra butaca de primera clase ni usó sus privilegios para reubicarse. En cambio, se dirigió al final del avión, tomó un asiento del medio en la última fila, entre una madre con un bebé inquieto y un joven estudiante universitario.
Durante el vuelo, ayudó a la madre a calmar al niño, le ofreció agua, e incluso le permitió dormir un rato mientras ella sostenía al pequeño. El joven junto a ella, que no la reconoció de inmediato, más tarde escribió en X:
“Acabo de volar junto a una mujer increíble que cuidó a un bebé durante horas. Me acabo de enterar de que era Arina Sabalenka. Una campeona dentro y fuera de la cancha.”
La historia se hace viral: #SabalenkaHumana
Las redes no tardaron en reaccionar. Un pasajero grabó discretamente el momento en que la tenista daba su asiento y lo subió a TikTok. En cuestión de horas, el video superó los 8 millones de visualizaciones, y el hashtag #SabalenkaHumana comenzó a circular en tendencia.
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La leyenda del tenis Martina Navratilova escribió: “No es solo una fuerza en la pista. Es una fuerza de bondad fuera de ella.”
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La cuenta oficial de la WTA la elogió públicamente: “Gestos como este nos recuerdan por qué Arina es una inspiración mundial.”
Incluso organizaciones de veteranos en Europa y Estados Unidos emitieron comunicados agradeciendo el gesto de respeto hacia quienes dieron tanto.
Declaraciones humildes
Al aterrizar en Madrid, un grupo de periodistas esperó a Sabalenka en el aeropuerto. Cuando se le preguntó por el incidente, ella respondió con naturalidad:
“No fue nada especial. Ese hombre ha hecho mucho más de lo que yo jamás haré. Lo mínimo que podía hacer era ofrecerle algo de comodidad y gratitud.”
Cuando otro reportero le preguntó si había sido un movimiento publicitario, ella simplemente sonrió y dijo:
“Si haces algo bueno solo para que te vean, tal vez no sea tan bueno como crees.”
El verdadero significado de la grandeza
Mientras muchos deportistas se centran en la fama, el dinero o las estadísticas, Arina Sabalenka ha mostrado que la verdadera grandeza está en cómo tratas a los demás, especialmente cuando nadie te obliga a hacerlo.
El sargento Gutiérrez resumió la emoción del momento con unas palabras que ya han sido compartidas por miles:
“Ella me dio su asiento, pero más que eso, me devolvió algo de dignidad y cariño que hace años no sentía.”
En un mundo cada vez más acelerado y dividido, un pequeño gesto de respeto ha servido como recordatorio de que aún existen personas con grandeza de espíritu. Y esta vez, vino desde el corazón de una campeona.