Boston, MA – 22 de abril de 2025 — En un emotivo mensaje compartido hoy en redes sociales, el ex lanzador de los Boston Red Sox, Cam Booser, expresó su profunda gratitud hacia la organización y los fanáticos que lo apoyaron en su improbable camino hacia las Grandes Ligas.
Booser, quien se ganó los corazones del público con su perseverancia y su debut tardío en la MLB, fue liberado recientemente del roster de los Red Sox. Pero en lugar de mostrar resentimiento, el lanzador de 31 años compartió un mensaje lleno de agradecimiento por su tiempo en Boston.
“A la organización de los Red Sox: gracias por creer en mí cuando pocos lo hacían,” escribió Booser. “Me dieron la oportunidad de vivir un sueño que a veces parecía imposible. Usar ese uniforme, estar en ese montículo en Fenway — significó todo para mí.”
La historia de Booser es un ejemplo de resiliencia. Después de pasar años en las ligas menores y en ligas independientes, finalmente debutó en la MLB con Boston en 2024, convirtiéndose rápidamente en uno de los favoritos de los fanáticos por su esfuerzo y sus entrevistas emotivas tras los partidos. Su poderosa historia de perseverancia resonó mucho más allá del estadio.
En su carta, Booser también agradeció a los fanáticos de los Red Sox por su apoyo incondicional. “Me recibieron con los brazos abiertos. Cada ovación, cada aplauso — lo sentí todo. Me hicieron sentir que un chico de un lugar perdido también podía pertenecer a las grandes ligas.”
El mánager de los Red Sox, Alex Cora, respondió a la carta diciendo: “El viaje de Cam nos recordó por qué amamos este deporte. Trabajó duro, nos dio todo lo que tenía, e inspiró a muchas personas — tanto dentro como fuera del clubhouse.”
Aunque su tiempo con el equipo ha terminado, Booser dejó claro que no ha terminado con el béisbol. “Esto no es un adiós. Es solo el próximo capítulo. Seguiré luchando, seguiré creyendo, y espero verlos de nuevo desde ese montículo muy pronto.”
Mientras el mundo del béisbol reacciona a la emotiva despedida de Booser, hay algo seguro: su historia, y su corazón, dejaron una huella duradera en Boston.