La gestión de Devin Williams como cerrador de los Yankees de Nueva York tocó fondo el viernes por la noche, mientras los cánticos de “¡Queremos a Weaver!” resonaban en el Yankee Stadium tras su último salvamento desperdiciado. El lanzador derecho de 30 años no logró un out en la novena entrada, permitiendo un sencillo, un golpe a un bateador y un doble de dos carreras de Alejandro Kirk, convirtiendo una ventaja de 2-1 en una derrota de 4-2 ante los Azulejos de Toronto .

Cuando le preguntaron después del partido sobre los cánticos de la afición, Williams respondió concisamente: «Todos tienen su opinión». Al ser insistido en cómo se sintió, respondió: «No tengo una opinión al respecto».

Respecto a su actuación, Williams admitió con franqueza: “Nada está funcionando en este momento”.

Esta actuación disparó la efectividad de Williams a 11.25 en 10 apariciones esta temporada. Los oponentes batean .286 contra su característico cambio “Airbender”, con una tasa de ponches del 22.4% y un slugging esperado de .486, descensos significativos desde 2024.

A pesar de las anteriores muestras de confianza del mánager Aaron Boone y del entrenador de lanzadores Matt Blake, los Yankees ahora enfrentan una creciente presión para reconsiderar el rol de Williams. Cuando se le preguntó a Boone si un cambio era inminente, respondió: “Ya veremos”, indicando que se están considerando todas las opciones.

Mientras tanto, Luke Weaver ha  sido una opción tan confiable en el bullpen como la que han tenido los Yankees.

El lanzador derecho de 31 años ha comenzado la temporada con 13 entradas en blanco, ponchando a 13 y permitiendo solo dos hits. El dominio de Weaver no ha pasado desapercibido. La afición pide cada vez más que recupere el rol de cerrador que ocupó durante la postemporada de 2024.

Decidir quién se encargará de la novena entrada se vuelve crucial ahora. Ya sea que Williams recupere su forma o que el equipo recurra a Weaver, los Yankees tienen que ganar estos partidos.