El mundo del tenis amaneció en llamas tras una declaración completamente inesperada y ofensiva por parte de Nick Kyrgios, el siempre polémico tenista australiano. En una rueda de prensa tras un partido de exhibición en Berlín, Kyrgios fue cuestionado sobre la participación femenina en el tenis profesional y respondió con una frase que dejó a todos boquiabiertos:
“Las mujeres deberían quedarse en la cocina.”
La frase no tardó en viralizarse en redes sociales. En cuestión de minutos, los hashtags #KyrgiosFuera, #MachismoEnElTenis y #RespectWTA eran tendencia en X (antes Twitter), Instagram y TikTok. Miles de fanáticos, colegas y figuras públicas condenaron el comentario como misógino, irrespetuoso y completamente inaceptable, especialmente viniendo de una figura tan influyente en el deporte mundial.
Sin embargo, el momento más impactante llegó cuando Carlos Alcaraz, actual número 1 del mundo y considerado el rostro del “nuevo tenis”, decidió intervenir con una contundente respuesta que hizo temblar el ambiente tenístico.
En sus redes sociales, Alcaraz escribió una breve pero potente frase que dejó sin palabras a todos —incluido Kyrgios— y que fue compartida millones de veces:
“Eso no se dice, hermano.”
Cinco palabras. Cinco palabras que resonaron no solo como un rechazo absoluto a las declaraciones de Kyrgios, sino como un gesto de liderazgo y defensa de los valores de respeto e igualdad en el deporte.
La comunidad tenística reaccionó rápidamente. Varias jugadoras de la WTA, incluyendo a Iga Swiatek, Coco Gauff y Paula Badosa, agradecieron públicamente a Alcaraz por su postura firme. Martina Navratilova incluso tuiteó: “Alcaraz demuestra que no necesitas ser mujer para luchar por la igualdad.”
Frente al creciente escándalo, Nick Kyrgios publicó un comunicado en sus redes apenas doce horas después de su comentario inicial:
“Quiero pedir disculpas por mi comentario insensible. Fue una broma de mal gusto que no representa mis verdaderos valores. Respeto profundamente a todas las mujeres en el deporte y fuera de él.”
Sin embargo, el daño ya estaba hecho. Marcas como Nike y Red Bull, patrocinadores frecuentes del tenista australiano, emitieron comunicados breves asegurando que “revisarán la situación y tomarán las decisiones adecuadas”. Fuentes cercanas a la ATP aseguran que se está evaluando una posible sanción económica o incluso una suspensión temporal del circuito.
Carlos Alcaraz, por su parte, habló con la prensa en Queen’s, donde actualmente disputa un torneo previo a Wimbledon. Cuando se le preguntó sobre su mensaje, respondió con su habitual humildad:
“No lo hice por polémica, lo hice porque creo que en el tenis y en la vida hay cosas que no se pueden permitir. Hay que levantar la voz cuando algo está mal.”
Sus declaraciones fueron seguidas de una ovación de pie por parte del público presente. Muchos medios ya lo califican como “el nuevo referente moral del tenis”, más allá de su ya indiscutible talento deportivo.
Mientras tanto, Kyrgios enfrenta una de las mayores crisis de imagen de su carrera. Aunque es conocido por su carácter irreverente y su actitud provocadora en pista, esta vez ha cruzado una línea que muchos consideran imperdonable.
¿Será capaz de limpiar su imagen? ¿O este episodio marcará el principio del fin para el “bad boy” del tenis?
Una cosa es cierta: en un deporte que lucha cada día por la equidad y el respeto, cinco palabras bastaron para cambiar el curso de la conversación… y recordarnos que el verdadero campeón también lo es fuera de la cancha.