En lo que solo puede describirse como un trastorno sísmico en el mundo del boxeo, Naoya “El Monstruo” Inoue ha sido derrotado, y no solo por cualquiera. La superestrella japonesa, un campeón mundial de cuatro divisiones aclamado por muchos como el mejor boxeador vivo libra por libra, se enfrentó anoche en el ring contra el británico Nick Ball, cuya implacable agresión, poder y velocidad cambiaron el rumbo en una pelea que pasará a la historia.

Se esperaba que la pelea, celebrada frente a una multitud rugiente en Tokio, fuera otro escaparate dominante para Inoue, quien entró al ring invicto y con un aura de invencibilidad. Nick Ball, conocido por su estilo intrépido y su creciente impulso en la división de peso pluma, era visto como un oponente peligroso pero manejable. Pocos podrían haber predicho el caos que se produciría.

Comienza la batalla: una tormenta desde la primera campana

Desde la primera ronda, Ball dejó en claro sus intenciones. No vino a sobrevivir, vino a destronar. Corrió hacia Inoue con combinaciones abrasadoras, avanzando con una intensidad que incluso el compuesto y calculado Inoue luchaba por contener. Mientras que Inoue logró conseguir contadores nítidos en las primeras rondas, el conjunto de bolas tempo comenzó a abrumar al icono japonés en medio de la pelea.

Ronda tras ronda, Ball ejerció presión, cortando el anillo y negándose a dejar que Inoue encontrara su ritmo. En la Ronda 6, los murmullos se extendían entre la multitud: ¿podría Ball realmente lograr lo impensable?

El punto de inflexión: el poder se encuentra con la precisión

El momento crucial llegó en la Ronda 8. Después de absorber una mano derecha limpia de Inoue, Ball caminó a través de ella y desató un golpe devastador a la izquierda que tambaleó al campeón. Con la multitud en un silencio aturdido, Ball capitalizó con una ráfaga salvaje que envió a Inoue al lienzo por primera vez en su carrera.

Aunque Inoue superó el conteo, la escritura estaba en la pared. El campeón parecía sacudido, mientras que Ball parecía más lleno de energía que nunca.

Ronda 10: El fin de una era

En la ronda 10, el árbitro se vio obligado a intervenir cuando Ball atrapó a Inoue en la esquina y desató otro asalto brutal. Con Inoue incapaz de defenderse de manera efectiva, el oficial lo despidió. La arena estaba aturdida. El monstruo había sido domesticado.

Nick Ball se desplomó de rodillas en celebración. Inoue se puso de pie, amable en la derrota, asintiendo con la cabeza con respecto a su oponente. El mundo del boxeo miraba con incredulidad.

Lo que esto significa para el boxeo

Esta pelea no es solo una victoria para Nick Ball, es una remodelación del panorama libra por libra. Ball, anteriormente visto como un duro perdedor, ahora ha grabado su nombre en el folclore del boxeo. Con esta victoria, se convierte no solo en un campeón, sino también en un cazador de leyendas.

Para Inoue, es una píldora amarga. La derrota pone fin a una racha de 26 victorias consecutivas y marca la primera mancha en una carrera histórica. Sin embargo, de la manera típica de Inoue, no mostró nada más que clase en la entrevista posterior a la pelea, afirmando:
-Esta noche, Nick era el mejor hombre. Aprenderé, creceré y volveré “.

Las secuelas y lo que sigue

El equipo de Ball ya está contemplando peleas de unificación y un posible salto de peso. Los promotores están salivando en los enfrentamientos que se avecinan, mientras que los fanáticos de todo el mundo hablan sobre la nueva cara de la división.

En cuanto a Inoue, la pérdida puede marcar el final de su aura de invencibilidad, pero no de su carrera. En todo caso, prepara el escenario para una de las revanchas más esperadas de los últimos tiempos.

El monstruo ha caído, pero en el boxeo, eso a menudo hace que el regreso sea aún mayor.

El boxeo tiene un nuevo rey. Su nombre es Nick Ball.