Boston, MA – El mundo del béisbol se encuentra en estado de shock tras conocerse que una de las mayores figuras de los Boston Red Sox ha sido acusada de estar involucrada con la infame clínica Biogenesis, epicentro del mayor escándalo de dopaje en la historia reciente del deporte.
Según fuentes cercanas a la investigación, el jugador — considerado por muchos como el rostro de la franquicia — habría recibido sustancias prohibidas durante varias temporadas, lo que ha desatado una ola de indignación tanto dentro como fuera del terreno de juego.
La Major League Baseball ya ha iniciado el proceso disciplinario y se espera que emita una suspensión histórica de 211 juegos, una cifra sin precedentes que iguala la sanción más larga jamás aplicada por casos relacionados con dopaje.
El jugador ha respondido de inmediato, apelando formalmente la sanción y anunciando su intención de demandar a la MLB, alegando que la liga está llevando a cabo una “cacería de brujas” y violando sus derechos contractuales y constitucionales.
“No he hecho nada malo. Esto es una persecución personal,” declaró el pelotero en una breve rueda de prensa esta tarde.
El caso recuerda inevitablemente al escándalo que envolvió a Alex Rodríguez en 2013, también por su conexión con Biogenesis y una suspensión exactamente del mismo número de juegos. Sin embargo, esta nueva acusación ha tocado una fibra aún más sensible por tratarse de una figura activa y central del equipo de Boston.
Aficionados, expertos y exjugadores han inundado las redes sociales con reacciones de asombro, rabia y desilusión. Mientras algunos piden transparencia total y mano dura, otros defienden al jugador hasta que se pruebe su culpabilidad.
La MLB, por su parte, ha reiterado su compromiso con una política de tolerancia cero frente al uso de sustancias dopantes, y ha asegurado que “nadie está por encima del juego”.
Esta historia aún se está desarrollando. Se esperan más detalles y declaraciones en las próximas horas.