En un juego que algún día será recordado como el verdadero comienzo de una nueva era de los Medias Rojas, la sensación del novato Marcelo Mayer realizó una actuación asombrosa que iluminó el Fenway Park y envió a la Nación de los Medias Rojas al éxtasis absoluto. El campocorto de 21 años conectó dos jonrones en sus primeros dos turnos al bate contra los Rays de Tampa Bay, lo que llevó a Boston a una emocionante victoria por 7-4 y grabó su nombre en los libros de récords de la franquicia como uno de los jugadores más jóvenes en lograr la hazaña.
La atmósfera era eléctrica desde el momento en que Mayer entró en la caja de bateo. En la parte baja de la primera entrada, con dos outs y un corredor en primera, aprovechó una bola rápida de 95 mph del abridor de los Rays, Zack Littell, y la lanzó sobre el Monstruo Verde con autoridad. Apenas dos entradas después, volvió a subir y logró casi el mismo resultado: un tiro imponente entre el jardín derecho y el central que dejó a los fanáticos rugiendo y con la boca en el suelo.
El manager de los Medias Rojas, Alex Cora, que nunca exagera, no pudo contener su emoción después del partido.
“Él es todo lo que esperábamos y más”, dijo Cora a los periodistas. “Esto no es normal. Esto es especial. Tiene el aplomo, el poder, la presencia. Hemos sido pacientes con él, y esta noche el mundo entero vio por qué”.
Con su salida histórica, Mayer se convierte en el primer novato de los Medias Rojas desde Jim Rice en 1975 en conectar dos jonrones en un juego antes de cumplir 22 años. Aún más impresionante, lo hizo en turnos al bate consecutivos contra uno de los cuerpos de lanzadores más consistentes de la Liga Americana.
El momento no pasó desapercibido para los fanáticos, quienes le dieron a Mayer una atronadora ovación cuando subió para su tercera aparición en el plato en la quinta entrada. Aunque esa vez se alineó con el campocorto, la multitud lo saludó como si acabara de lanzar su tercera bomba de la noche.
Después del partido, un Mayer visiblemente emocionado intentó restar importancia al revuelo, pero su sonrisa lo decía todo.
“Sólo estaba tratando de seguir mi plan”, dijo. “Permanecer dentro de mí, ver la pelota, golpearla. No pensé en la historia ni nada de eso. Sólo quería ayudar al equipo a ganar. Eso es todo lo que me importa”.
Pero el mundo del béisbol está pensando en la historia, y con razón. Mayer, ex seleccionado de primera ronda y alguna vez el prospecto mejor clasificado de la organización, ha sido aclamado como el heredero de Xander Bogaerts durante años. Ahora parece que se ha pasado oficialmente el testigo.
Los analistas de la MLB de todo el país ya consideran que este es el verdadero momento decisivo de Mayer. Jeff Passan de ESPN tuiteó: “Marcelo Mayer no llegó simplemente. Se anunció con fuegos artificiales”. MLB Network publicó un artículo sobre sus jonrones pocos minutos después de que terminara el juego, llamándolo “la superestrella más nueva de Boston”.
Quizás lo más sorprendente es la confianza que Mayer exuda sin parecer engreído. Sus compañeros de equipo elogiaron no sólo su bate sino también su madurez, su ética de trabajo y la tranquila intensidad que aporta todos los días. El veterano Rafael Devers lo resumió mejor.
“No intenta ser nadie más”, dijo Devers. “Simplemente está siendo Marcelo. Y eso es más que suficiente”.
La victoria acerca a Boston un juego más a la cima de la clasificación del Este de la Liga Americana, y con la ofensiva funcionando, la ciudad está comenzando a creer que este joven equipo podría estar adelantado a lo previsto. Y en el centro de ese optimismo se encuentra un niño de California que usa el número 10 y se balancea como si hubiera nacido para Fenway.
Llegó Marcelo Mayer. Y si esta noche sirve de indicación, no irá a ninguna parte.
Estén atentos a medida que se desarrolla esta historia y comienza la leyenda.