En una historia que parece sacada de una película, pero que ocurrió en la vida real, el legendario exjugador de los Boston Red Sox, Carl Yastrzemski, ha vivido uno de los momentos más emotivos de su vida: un encuentro inesperado, lleno de lágrimas, gratitud y un cierre que tardó más de dos décadas en llegar.
Hace 22 años, en una fría noche de otoño en las afueras de Boston, Yastrzemski —ya retirado del béisbol— conducía de regreso a casa cuando notó algo extraño junto a un contenedor en un callejón. Al detenerse a investigar, encontró una imagen que jamás olvidaría: dos recién nacidas, gemelas, envueltas apenas en una manta sucia, temblando de frío, desnutridas y completamente solas.
Sin dudarlo, “Yaz” tomó a las bebés en sus brazos, las metió en su auto, encendió la calefacción y condujo directo al hospital más cercano. Se quedó con ellas toda la noche hasta que se estabilizaron. Después, discretamente, se encargó de que fueran puestas en adopción con una familia responsable, incluso ayudando económicamente en los primeros años, sin decirle nada a la prensa.
Durante años, Yastrzemski mantuvo en silencio este gesto heroico. Nunca quiso reconocimiento. Para él, simplemente fue “lo correcto”.
Pero esta semana, durante una gala benéfica organizada por la Fundación de los Red Sox, el pasado tocó a su puerta de la forma más hermosa e inesperada.
En medio del evento, dos jóvenes elegantes, radiantes y llenas de vida subieron al escenario. El presentador solo dijo: “Tenemos una sorpresa para una leyenda del béisbol que también es un héroe fuera del campo.”
Las dos jóvenes —Isabella y Camila Rivera, ahora de 22 años— tomaron el micrófono con la voz temblorosa:
“Hace 22 años, un hombre que no nos conocía nos encontró. Nos salvó la vida. Nos dio la oportunidad de crecer, de soñar y de convertirnos en las mujeres que somos hoy.”
Y luego, entre aplausos y lágrimas del público:
“Carl Yastrzemski… gracias por no pasar de largo. Hoy queremos devolverte un poco de lo que tú nos diste. Hemos fundado una organización sin fines de lucro para ayudar a niños abandonados y en riesgo. La hemos llamado: ‘El Legado de Yaz’.”
La cámara enfocó a Carl. El hombre que una vez enfrentó a los pitchers más temibles del béisbol estaba ahora con los ojos empapados, de pie, con las manos temblorosas. Caminó hacia el escenario y abrazó a las dos jóvenes en un momento que dejó a todos en la sala sin palabras.
Más tarde, en una breve entrevista, solo pudo decir:
“No salvé a dos niñas esa noche… gané dos hijas del corazón. Estoy más orgulloso de esto que de cualquier cosa que hice en el campo.”
El Legado de Yaz, la organización fundada por Isabella y Camila, trabajará con albergues, hospitales y centros de adopción en todo Massachusetts, brindando atención de emergencia, tutorías y apoyo emocional a niños en situaciones vulnerables.
Carl Yastrzemski, héroe del diamante, ha demostrado que algunas victorias se consiguen fuera del estadio — y que el amor, incluso cuando nace en silencio, puede cambiar vidas para siempre.